U Sam Oeur (Camboja,
1936).
É um dos mais importantes poetas do seu país, consagrando-se
com a publicação de Votos Sagrados.
Na sua autobiografía, Cruzando
três Desertos, narra os setenta anos de história do seu país, desde os días
do colonialismo francês até aos horrores do “Khmer Rouge”.
Para sobreviver, teve de ocultar o seu
currículo académico, destruir os seus manuscritos e trabalhar durante quatro
anos em campos de concentração.
La Decadencia
de la Cultura
En mayo del 75, escondí la preciosa riqueza,
empaqué arroz blanco en las maletas
y ropa vieja, un pequeño horno de hierro,
ollas, sartenes, platos, cucharas, un hacha, un azadón,
un poco de pescado curado en pequeños recipientes de plástico:
lo puse todo en una carreta y la arrastré hacia el este
bajo la luna llena.
“Ah, el hogar, el hogar! el suelo sagrado donde vivíamos
felices,
el patrimonio construido, poco a poco, por mi padre,
Oh, la fuente de Naga con sus siete veneros,
preservando nuestras
tradiciones de antaño!
Oh,
Monumento de la Independencia! Oh, biblioteca! Oh,
libros de
poesía!
Nunca
podré cantar de nuevo los poemas de inspiración divina!
Oh,
palabras quinta esenciales de los poetas!
Oh,
artefactos que nunca podré tocar o ver de nuevo!
Oh, Phnom
Penh! Oh, pagoda donde adorábamos!
Oh, Angkor Wat, sublime monumento a
las
aspiraciones de nuestros viejos antepasados jemeres!
Ah, puedo ver através de estas tres selvas!
No estaré
en ninguna parte,
no tendré
noche,
ya no
tendré días,
seré un hombre sin identidad.
“Dolor por las camboyanas
que fueron fieles a sus amados;
ahora vagan insomnes,
en cualquier rincón de sus hogares.
Oh, árboles rang, campos de desove,
convertidos en zancos quemados por la conflagración del
Pot-Sary.
Aniquilen los árboles rang, las palmas de azúcar,
la República
Jemer!”
No hay más
intelectuales, no más profesores:
todos se han ido de Phnom Penh, llevándose los niños,
desposeídos, engañados hasta la última persona,
desde el culí hasta el rey.
Mientras buscábamos un
refugio, un jemer rojo armado nos arrestó y nos envió a las fosas comunes. Pero
nos escapamos en mitad de la noche y nos fuimos sin rumbo fijo.
Nos arrestaron
en Angkar y nos enviaron a un campo de trabajo forzado. Allí cultivábamos arroz
noche y día, a veces hasta dieciocho horas al día.
Después de la cosecha en
Angkar, nos enviaron a otro campo de trabajo forzado en la parte nororiental de
Cambodia, llamada Prek Ta Am.
Allí tuve las experiencias más tremendas de mi
vida. Pol Pot dio la orden de que todos los recién nacidos fueran muertos.
Mis
dos mellizas fueron estranguladas al nacer.
U Sam Oeur
Tradução: Rafael Patiño Góez
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